Falta de lluvias y temperaturas extremas ponen en jaque al comercio y la producción nacional

Escasez de lluvias y el impacto de La Niña

La escasez de precipitaciones en Paraguay está comenzando a generar serias preocupaciones en sectores clave de la economía nacional. El Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) advirtió que el fenómeno La Niña, previsto entre diciembre de 2024 y febrero de 2025, podría provocar un déficit de lluvias del 72% en gran parte del territorio nacional. Este escenario amenaza la navegación fluvial, la agricultura y la ganadería, tres pilares fundamentales de la economía paraguaya.

Según el comunicado de la Dirección General de Protección y Conservación de los Recursos Hídricos, el déficit hídrico afectará principalmente a la región Oriental y la cuenca del río Paraguay, generando una reducción en la recarga de los acuíferos y el caudal de los cursos hídricos. Estas condiciones limitarán el acceso al agua para riego y consumo ganadero, comprometiendo la producción agrícola y la productividad en la cría de animales.


Estrés hídrico en los cultivos

El Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) alertó que las condiciones actuales de humedad en los suelos presentan estados que van desde “sequía” (0-10%) hasta “reserva adecuada” (50-70%). Estas condiciones, sumadas a las elevadas temperaturas, están generando un estrés hídrico significativo en los cultivos, especialmente en parcelas ubicadas en fases críticas de desarrollo.

El monitoreo agroclimático del Inbio señala que, hasta el 13 de enero, se esperan lluvias irregulares y deficitarias, con acumulados de apenas 10 a 20 mm en algunas zonas específicas. En la mayoría de la región Oriental, las precipitaciones serán escasas o nulas, lo que agrava el escenario para los productores.


Altas temperaturas agravan la situación

Las temperaturas extremas también están afectando la disponibilidad hídrica. El Inbio estima que en el Chaco paraguayo las temperaturas superarán los 40 °C, mientras que en el resto del país se registrarán máximas de entre 32 °C y 38 °C. Estas condiciones incrementan la evapotranspiración y reducen la humedad del suelo, afectando especialmente a los suelos arenosos, que tienen una baja capacidad de retención de agua.

La Unión de Gremios de la Producción (UGP) destacó que los cultivos necesitan lluvias generalizadas para asegurar un buen rendimiento. Aunque las lluvias de noviembre y principios de diciembre ofrecieron cierto alivio, la falta de uniformidad en las precipitaciones afectó negativamente la siembra inicial.


Navegación fluvial en riesgo

El río Paraguay, fundamental para el transporte y la logística, también está experimentando una disminución en sus niveles. En el puerto de Asunción, el nivel del agua volvió a caer por debajo del cero hidrométrico, ubicándose en -0.04 m, según el Ingeniero Benjamín Martínez, Jefe del Departamento de Dragado de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP).

Aunque las lluvias en la cuenca media del Pantanal permitieron una mejora temporal, Martínez estima que el nivel del río podría descender hasta 40 centímetros más en enero. Sin embargo, aseguró que la navegación continuará gracias a la estabilidad en los niveles de los hidrómetros más al norte. “Eventualmente, el agua de las lluvias del Pantanal llegará, permitiendo una leve mejoría en la cuenca baja”, afirmó.


Consecuencias económicas

La combinación de sequía, altas temperaturas y niveles fluviales bajos plantea un serio riesgo para la economía nacional. Las exportaciones, dependientes del transporte fluvial, podrían enfrentar mayores costos logísticos, mientras que los sectores agrícola y ganadero ven comprometida su productividad. Las autoridades y gremios instan a tomar medidas urgentes para mitigar los efectos de este fenómeno climático.